Lola Hernandez Gallardo
El idioma materno de mi hijo Eric es el español sin embargo, a partir de que comenzó su proceso de intervención en terapia y de asistir a la escuela, el inglés se convirtió en el idioma al que era expuesto gran parte del día. El español lo ha acompañado a Eric toda su vida por ser la primera lengua de mamá, papá y de las familia de ambos. Hoy mi hijo tiene 26 años, su comunicación verbal en inglés es considerablemente funcional, puede comunicar sus deseos, gustos, necesidades, compartir algunas experiencias de manera muy breve (cuando él lo elige) y en es capaz de sostener conversaciones cortas (3 o 4 interacciones) con personas que se interesan por él y logran observar que él tiene tiempos de respuesta y que éstas pueden ser sumamente breves.
La comunicación de Eric a través del lenguaje verbal en español, es también funcional a pesarse mezclar ambos idiomas.
Aún cuando Eric ya es un adulto, su vocabulario en español se ha venido expandiendo más y más en los últimos años, puedo decir que el aumento de su vocabulario se ha venido ampliando en español mucho más rápido de adulto que cuando era niño. Pese al incremento de vocabulario en español es curioso observar que en ambos idiomas (inglés y español) se presentan los mismos desafíos en la sintaxis, la gramática y la pronunciación de las mismas consonantes, algunos de los otros retos que observo en su comunicación verbal son:
- El uso inadecuado o limitado de los pronombres personales (yo, tú, ustedes, nosotros).
- La conjugación de verbos en pasado y futuro (siempre habla en el presente ).
- La pronunciación inadecuada de las mismas consonantes en ambas lenguas.
Les comparto esta experiencia con el deseo de que que borren de sus mentes la idea de que si su hijo es aún niño o adolescente y tiene limitado vocabulario (verbal) eso no significa que no lo vaya a ampliar en el futuro y sobre todo que no lo usará con un sentido comunicativo con otras personas.
El cerebro humano (con o sin TEA o cualquier otra condición en el neurodesarrollo) es “elástico”, tiene la capacidad de aprender hasta el último día de nuestra vida. El cerebro se expande cuando se confía en su aprendizaje, se le expone a nuevas situaciones y entornos, se establecen y cumplen nuevos límites, si se le estimula con nuevos aprendizajes y por el contrario, se estanca si lo que vive es repetitivo, si no hay retos, ni estímulos, si no hay motivación y si no tiene un sentido de vida.
El punto de vista, la actitud, el tipo de emociones, la esperanza de los cuidadores son determinantes para que el lenguaje y por ende la comunicación, sigan expandiendo y fortaleciéndose.
Si tú lector o lectora te rindes y asumes que el no puede comunicarse, que debes “salvarle” del resto de la gente; si eres tú quien pregunta y responde por el, si le presionas para responder como tú piensas que deben responder, entonces estás hablando por el y por lo tanto no tienen por qué esforzarse hacerlo mejor.
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