Existen momentos en los que parece que "necesitamos o debemos" estar en un estado de celebración, de gozo, de reciprocidad con las demás. Instantes en los que pensamos que los demás esperan de nosotros nuestras respuestas, mensajes, agradecimientos, sonrisas, palabras amorosas y sabias. Hay ocasiones en los que parece que necesitas desbordarte para sentirte que estas haciendo lo que DEBES hacer y cumplir con las expectativas que una misma se ha impuesto. Hoy es uno de esos días para mi...
En muchos países del mundo hoy se celebra el día de la Madre, y no es cualquier día de la madre, es una época en el que todas y todos nos encontramos guardados en casa protegiéndonos los unos a los otros de un virus que está cambiando la historia de la humanidad, esta cambiando nuestras creencias sobre lo verdaderamente importante, y a mi... me está llevando a un espacio profundo, solitario y al mismo tiempo lleno de esperanza en el cuál una vez que se entra, ya no hay vuelta atrás. Es una zona por cruzar y no detenerse hasta lograr atravesarlo, porque lo que había antes de entrar en ese campo ya es parte de mi historia, de mi pasado, ya cumplió su cometido, ya me llevo a sentir lo que hoy siento, y hoy me empuja a simplemente SER.
Para muchas personas esta nota será incomprensible, para otras puede ser una voz, un pensamiento que ellas mismas han tenido y que simplemente lo han guardado en su interior para vivirlo en un espacio íntimo y privado. ¿Por qué entonces yo lo escribo y lo comparto? Porque hoy se supone que debería seguir siendo la persona pública que soy, porque hoy es el día de las Madres y yo soy mamá, hija, hermana, soy nieta y bisnieta.... y porque hoy no quiero celebrar, quiero guardar silencio, quiero quedarme quieta, observar y observarme, escuchar todo lo que no logro escuchar en mi carrera vertiginosa por alcanzar "algo" que a la larga quizá no es más que un espejismo. En estos tiempos de sentirnos confinados seguramente hay muchos espejismos que se están revelando y otros se están difuminando.
Hoy decido quedarme en silencio, quieta, callada, recibir las innumerables muestras de cariño y aprecio de las personas y desde el silencio decirles: G R A C I A S por su amor, por su confianza y gracias por decidir ser parte de mi camino de vida de alguna manera.
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