Mamá y papá sirven para darnos la vida, para donarnos parte de la información de sus células y su energía; para regalarnos parte de su luz y su respiración. Ellos nos enseñan las más dulces y amargas maneras de vivir la vida, sin dejarnos saber que detrás de esas experiencias dulce-amargas, existen un número incalculable de creencias, historias y vivencias, que ellos mismos experimentaron, y que dieron origen al origen sus propias vidas.
Mamá y papá sirven para tomar la decisión de volver a nacer cuando los hijos nacemos, cuando se convierten en padres, ellos piensan que ya existen pero la verdad es que cuando nosotros llegamos a sus vidas, tienen que re-inventarse y comenzar de cero para poder darnos lo mejor que nos pueden dar en ese momento.
Mamá y papá sirven para mostrarnos la fortaleza, para enseñarnos cómo levantarnos de nuevo en las caídas más dolorosas y sanar las heridas más profundas. Ellos sirven para recordarnos de dónde venimos y hacia dónde vamos. Mami y papi son el origen de nuestra vida y el termómetro con el que medimos nuestra decisión -el día de mañana- de convertirnos en mejores padres o madres de lo que ellos lo fueron.
Mamá y papá sirven para despertar en nosotros la compasión y el respeto por sus vivencias difíciles y dolorosas, son encargados de hacernos ver con paciencia sus debilidades y aceptarles sus carencias. Son ellos los que nos enseñan que expresar nuestras emociones, es la mejor manera de ser auténticos y coherentes, y la mejor herramienta para poder manifestarnos con respeto y valor ante la vida.
Mamá y papá sirven para mostrarnos que la sanación del alma no es fácil de alcanzar, pero que con las ganas de lograrlo, la perseverancia, constancia y amor, lo podemos lograr. Mamá y papá sirven para dar amor y también para recibirlo, ellos se sienten orgullosos de vernos brillar y es por eso que aplauden nuestros logros y toman en cuenta nuestros esfuerzos.
Mamá y papá sirven para ser mi mamá y mi papá…
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