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Reflexiones sobre papá

Papá: Llega un tiempo en el que El Niño deja de ser el niño de mamá para convertirse en el hijo del papá. He aquí el gran poder que tiene la presencia de un padre paciente pero que impulse, que da instrucciones pero que enseñe a construir decisiones propias, que da permiso pero pone límites sanos y los respeta, que da consejos y comenta pero que escucha más de lo que habla, que pide explicaciones pero enseña cómo hacer preguntas poderosas, que disciplina y da el ejemplo, que sabe tomar decisiones y respeta la individualidad del otro; que exige pero también tolera, que habla fuerte pero con palabras sabias y que construyen, que reclama buenas notas pero sabe de los retos académicos de su hijo o hija y los solventa con paciencia.


El padre enseña al hijo… a ser independiente y autónomo, a sentirse exitoso, a elegir y colocar las piedras más seguras para cruzar los caudalosos ríos; asumir las consecuencias de sus actos con valor y responsabilidad, a ser una persona que sabe respetar su palabra y respeta la palabra de otros. Un papá enseña a generar estructura, organización, tener objetivos y visión a largo plazo. Enseña al hijo o hija a saberse inteligente siendo humilde y respetuoso, a lograr éxito y libertad financiera. En pocas palabras, el papá es como la jirafa que con su largo y flexible cuello puede ver hacia delante para enseñar a sus hijos también a mirar hacia delante con amplia visión y cautela.

Existen los padres que se quedan, los que se van y los que desaparecen, padres que a pesar de no permanecer físicamente en el núcleo de los hijos se hacen presentes en cada momento de su vida. Existen los padres que viven y los padres que mueren dejando huellas indelebles de sabiduría y amor. También hay los padres que se adelantan en el camino y dejan tatuajes dolorosos que los hijos tendrán que aprender a mirar con misericordia para transformarlos en fortalezas. Hay padres que callan y escuchan, padres que gritan y ofenden; padres que lo dan todo y otros que se lo llevan todo.


Hoy te invito -si estás dispuesto-, a rendir tributo y agradecer el momento en el que el espermatozoide de papá y el óvulo de mamá se unieron en un momento de entrega y amor para darle vida a tu vida. A reconocer las experiencias vividas con papá y agradecerlas, a reconocer que las experiencias de engrandecimiento te pueden rescatar de momentos de angustia y miedo, y las experiencias dolorosas te pueden convertir en una persona suficientemente buena que logra comprender la inminente relación entre amar y ser amado.

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